El Forjista

Argentinos exportadores de odio

 

Por lo reiterado de la cuestión creemos necesario abordar el tema de aquellos argentinos que salen al exterior para descalificar al país, no sólo nos referiremos a quienes fueron a organismos internacionales para denunciar situaciones inexistentes, sino también a cierto sector de nuestra sociedad que sale de vacaciones a un país extranjero y en vez de disfrutar del viaje dedican su tiempo a desperdigar noticias alarmantes sobre la situación de nuestro país, cuando deberían agradecer que es este el país, que entre otras cosas, le brindó las condiciones necesarias para tener una situación económica bastante holgada.

Sin duda resulta una extraña imagen ver a un colaborador de la dictadura, amigo del dictador de Tucumán y censor de una maravillosa historieta que aparecía en un nefasto periódico, denunciando al país porque según su reaccionaria visión no hay plena libertad de expresión, libertad por la que nunca abogó cuando era felicitado por el dictador de Tucumán. Nada dijo tampoco este personaje que él representa a dos medios que se dedicaron a silenciar los asesinatos de los dictadores a cambio de hacer negocios con ellos.

También resultó sumamente patético que una señora que alguna vez le realizara un reportaje amistoso a Videla fuera a denunciar al actual gobierno democrático porque no prohibió que un sector de la sociedad realizara un acto donde pusiera en cuestión a aquellos operadores de los medios que colaboraron con la dictadura, en nombre de su libertad de expresión la experiodista pretendía que el gobierno prohibiera o reprimiera a quienes hacían uso de su libertad de expresión.

La comparsa que viajó a Washington a defender a las grandes corporaciones mediáticas se completó con personajes insignificantes que vienen pugnando desde hace tiempo por conseguir algún jugoso contrato en alguno de esos medios, en ese afán no dudan en caer en la más absurda y repugnante obsecuencia hacia los dueños de esos grupos económicos.

Pero aquí también nos quisiéramos referir a otros argentinos no tan conocidos, que forman parte de los miles que a diario tienen la dicha de poder viajar al exterior. Obviamente nada tenemos contra ellos y nos parece muy bien que puedan disfrutar de un viaje por el lugar que más les plazca, lo que si cuestionamos es a esa porción de argentinos que salen del país para denostar contra él.

Muchos de ellos no se dan cuenta que en verdad son privilegiados, porque aún cuando son muchos, la mayoría de los argentinos no están en condiciones de poder disfrutar de unas vacaciones en el exterior, mucho menos si es en Europa o los Estados Unidos. Sin embargo algunos de ellos no paran de destilar odio y de lanzar todo tipo de diatribas contra el país que también es el de ellos, aunque algunos no parecen haberse dado cuenta aún.

Están aquellos que piensan que al criticar al gobierno sólo se refieren a los funcionarios pero parecen olvidar que tenemos gobiernos democráticos que fueron elegidos por mayorías y que si no les gusta deben esperar a que los elegidos concluyan su mandato, eso se llama democracia, con la cual muchos de ellos se llenan la boca pero no tienen la menor idea de lo que se trata, ni muestran el más mínimo respeto por los resultados electorales.

Ciertos sectores de clase media parecen estar contagiados de un estado de crispación que le es transmitido por los medios dominantes, ni aún unas reparadoras vacaciones en el extranjero lo tranquilizan de su exaltación. Es difícil encontrar a un mexicano, colombiano, venezolano o de cualquier país de América Latina que quieran hablar de política cuando salen de su país, aún cuando en sus países también deban padecer serias dificultades, en cambio sí es muy común encontrarse con un argentino que aún sin conocer a su interlocutor dispara las más difamadoras expresiones contra su país. Pareciera que la intención del viaje no es conocer o disfrutar de un descanso sino militar por la causa del odio.

Según han tratado de imponer los economistas neoliberales los argentinos no viajamos porque estemos bien sino que lo hacemos porque no sabemos qué hacer con los ahorros y por lo tanto preferimos gastar el dinero, esos economistas que no pegan una desde hace décadas, no se han dado cuenta que eso es uno de los mejores elogios que pueden hacerle al gobierno, porque indica que hay una porción importante de la población que tiene un nivel de vida más que interesante.

Otra cuestión que ocultan esos economistas es que cuando tenemos miedo de perder el empleo o que nuestra empresa quiebre preferimos no viajar porque ese dinero puede servir para hacer frente a un período de desocupación. Hace unos diez años uno de los mayores temores de los argentinos era a perder el trabajo, situación que hoy no existe.

Para Morales Solá, Magdalena Ruiz Guiñazú y la comparsa que los acompañó, exportar odio posiblemente constituya un excelente negocio, pero para esa porción de la clase media que perdió sus empleos, quebraron sus empresas o saquearon sus ahorros seguramente les deparará nuevas frustraciones seguir los pasos que les marcan aquellos adalides de la libertad de expresión para sólo algunos privilegiados.

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