El Forjista

El valor de la unidad

 

Queremos remarcar un asunto que por más que parezca obvio, no parece estar claro para todos aquellos que se sienten comprendidos en ese ancho mar que ha sido definido como el campo Nacional y Popular, nos referimos a la importancia que tiene para su continuidad resguardar de manera férrea la unidad lograda en 2019 que posibilitó el triunfo electoral ante las huestes del devastador neoliberalismo.

Los grandes políticos de nuestra historia, aquellos que actuaron con patriotismo y con una clara intencionalidad de favorecer los intereses de las mayorías populares han mostrado en sus acciones la necesidad imperiosa de resguardar a toda costa la unidad más amplia posible para enfrentar a aquellos que buscan los beneficios de una minoría privilegiada.

Nuestro prócer máximo, el general San Martín, que fue un gran político al que la historia liberal intentó encajonar excluyentemente como un genio militar, fue además un eficiente y popular gobernador de Cuyo, que cuando el gobierno de Buenos Aires intentó desplazarlo se produjo una pueblada que casi termina con el linchamiento del reemplazante, obligando a dar marcha atrás al gobierno central restituyendo al Libertador en su puesto.

San Martín manifestó reiteradamente la necesidad de dejar las diferencias internas, terminar con la guerra civil que asolaba al país, para concentrar los esfuerzos bélicos en derrotar al ejército absolutista español, así fue que desobedeció la orden del gobierno unitario cuando lo quiso involucrar en las luchas intestinas, expresando que “Mi sable no se desenvainará jamás en guerras civiles”.

San Martín mantuvo un cordial intercambio de correspondencia con los caudillos federales José Artigas y Estanislao López, no obstante siempre los exhortaba a dejar las diferencias internas para concentrar todas las fuerzas contra el enemigo común: el poder español que había sojuzgado por siglos la América del Sur.

El general Perón fue otro de nuestros políticos notables que tuvo una claridad meridiana sobre la necesidad de conformar un amplio frente con sectores de distinta procedencia, incluso con algunos que hasta no hacía demasiado tiempo habían sido adversarios.

El peronismo ganó la elección de febrero de 1946 y aún antes de asumir el gobierno, existía la decisión de unificar en un solo partido a todos los grupos que apoyaron la candidatura de Perón: el Partido Laborista conformado por sectores gremiales, la UCR Junta Renovadora una escisión del radicalismo y los Centros Cívicos Independientes integrados por políticos que provenían del partido conservador, el resultado de esa unificación se llamó Partido Único de la Revolución Nacional hasta que en 1947 cambió su denominación por Partido Peronista.

Además hubo otros grupos que apoyaron al gobierno peronista sin integrar el partido peronista como la Alianza Libertadora Nacionalista y sobre el final del segundo gobierno se conformó el Partido Socialista de la Revolución Nacional con una confluencia de socialistas y grupos procedentes del trotskismo.

Y cuando el general retornó del exilio, sabiendo que podía ganar las elecciones con el peronismo que contaba con una significativa adhesión popular, optó por conformar el Frente Justicialista de Liberación FREJULI con todos aquellos partidos que estuvieran dispuestos a integrar un gobierno que contemplara los intereses de los sectores populares, eso implicó reunirse con gente que pocos años antes habían sido adversarios irreconciliables, como lo fue la reconciliación con el líder radical Ricardo Balbín que si no integró ese frente fue por la resistencia radical y no porque Perón no quisiera.

Néstor Kirchner fue otro de los políticos integrante del Movimiento Nacional que desde que asumió la presidencia se dedicó con ahínco a construir una nueva alianza que tuviera como principal impulsor al peronismo pero donde confluyeran sectores con distintas procedencias políticas, así fue como comenzó a hablar con habitualidad de la transversalidad que significaba que personas de distintas agrupaciones pudieran integrarse en un proyecto común que fuera nacional, popular, progresista y democrático, y así fue como los medios empezaron a hablar de Peronismo K, Radicalismo K, Socialismo K, incluso logró la adhesión del Partido Comunista que tenía una larga historia antiperonista y del Frente Grande que había integrado la Alianza que llevó a De la Rúa al gobierno.

Los primeros sectores que estuvieron en la mira de Néstor Kirchner para ser sumados al proyecto nacional fueron los movimientos sociales que hasta ese momento eran despreciados y reprimidos por gobiernos anteriores, pero Kirchner tenía claro que sus reclamos eran justos y debían ser atendidos, siendo una de sus primeras medidas ordenarles a las fuerzas de seguridad que dejaran de reprimir las protestas, en un avance significativo en la historia de nuestra democracia.

También se sumaron sectores progresistas como Nuevo Encuentro liderado por el ex intendente de Morón Martín Sabbatella, y un importante sector de la Central de Trabajadores Argentinos CTA que habían mantenido una coherente posición de lucha contra el neoliberalismo en todas sus formas ya sea menemista o dellarruista.

Los alfonsinistas de Concertación-FORJA y la Confederación Socialista liderada por Jorge Rivas, y una considerable cantidad de dirigentes radicales que rompieron con la UCR para adherir al kirchnerismo.

La vocación de sumar voluntades del kirchnerismo fue una de sus cualidades más destacadas que fue claramente ratificada por Cristina Fernández de Kirchner cuando en la elección de 2017 en la provincia de Buenos Aires sumó a dos destacados dirigentes alfonsinistas como Leopoldo Moreau y Leandro Santoro.

Si hubo un acto supremo de voluntad unificadora fue la decisión de Cristina Fernández de designar como candidato a presidente a Alberto Fernández para ocupar ella la vicepresidencia, lo que en definitiva terminó implicando el ingreso del Frente Renovador en alianza con el peronismo para conformar el Frente de Todos que pudo terminar con la pesadilla neoliberal conocida como macrismo.

En todos los casos que mencionamos la unidad se construyó sobre la base de personas que un tiempo antes no coincidían, y lo hicieron porque debían enfrentar un peligro que ponía en riesgo a la patria y condenaba a millones de argentinos a la pobreza y la indigencia.

San Martín contra el poder colonial español, Perón contra la Unión Democrática y la embajada de los Estados Unidos, Kirchner contra el neoliberalismo en la versión menemista, Cristina contra el neoliberalismo en la versión macrista.

Por eso es ridículo cuando se recurre al archivo para mostrar que Massa o Alberto hicieron una fuerte crítica en el pasado contra Cristina o viceversa, como si los protagonistas lo desconocieran como como si los votantes del Frente de Todos no estuvieran enterados de esas discrepancias.

Por eso es absurdo cuando en nombre de una supuesta ortodoxia peronista o de un kirchnerismo puro se cuestiona al gobierno de Alberto Fernández con la misma enjuncia que se lo hacía con el gobierno de Macri.

Este gobierno de Alberto Fernández es infinitamente mejor para los sectores populares que el gobierno de Macri, en eso no tenemos ninguna duda, para demostrarlo podemos citar sólo algunas de las medidas que así lo demuestran:

Esto no quiere decir que todo marche bien porque estamos pasando unas de las peores etapas de nuestra historia producto del saqueo macrista y la horrorosa pandemia, a los que se suman  errores del gobierno de Alberto Fernández que deben ser señalados sin duda, porque en algunos ámbitos no se están tomando las medidas que la mayoría de los votantes del Frente de Todos venimos reclamando

Una de esas debilidades del gobierno se verificó en el ámbito del Poder Judicial especialmente durante la gestión de la ministra Losardo que pareció estar poseída de una pasividad que permitió que todo el andamiaje de la mafia judicial macrista siguiera actuando con la misma impunidad.

El otro aspecto que es sumamente preocupante es el de los precios que están aumentando de manera desmedida y que provoca zozobra en los hogares argentinos, si el gobierno no se propone aplicar fuertes sanciones ejemplificadoras a los monopolios y los oligopolios que dominan los distintos mercados alimenticios esta tendencia se agravará ocasionando un grave daño a los sectores desprotegidos y un creciente desprestigio al gobierno.

Pero más allá de estas críticas debe entenderse que el neoliberalismo siempre es peor, que cada regreso de la derecha al gobierno es más salvaje y que una próxima etapa neoliberal será para arrasar lo poco que el macrismo dejó en pie, y de los logros que este gobierno pueda obtener para el pueblo.

El divisionismo que están aplicando ciertos sectores disfrazados de una ortodoxia peronista que se lanza a pontificar quién es peronista y quien no, o aquellos que vestidos con falsos ropajes de un kirchnerismo purista promueven divisiones y resquemores entre compañeros, sólo le están haciendo el juego a la derecha sabedora que la única posibilidad que tiene de regresar al poder para volver a saquear la Argentina es a través de la división del Frente de Todos.

En muchos países estamos viendo que el neoliberalismo está deviniendo en neofascismo, sacándose la careta democrática para dejar ver su verdadera cara autoritaria que desprecia al pueblo y la democracia.

Por eso resulta imprescindible reconocer el valor de la unidad y buscar que en estas próximas elecciones legislativas el Frente de Todos pueda obtener mayoría en diputados y eso permita avanzar en las leyes que aún están faltando para asegurar que este gobierno pueda cumplir con cada una de las promesas realizadas en las elecciones de 2019, las cuales aún no pudieron ser aprobadas por el carácter obstruccionista y antinacional de una oposición salvaje que apostó a una debacle nacional.

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