El Forjista
No deja de sorprender, ni de causar admiración, que el país que reeligió a Bush, también produzca un pensador de la valía de Noam Chomsky. No debe ser fácil para un intelectual progresista convivir con tanto fascista suelto, precisamente en este libro se cita la carta que envió un funcionario de Ronald Reagan a un editor de una revista que había publicado un artículo de Chomsky, decía esa misiva: "Probablemente ya conoces a Chomsky : es un fanático defensor de la OLP que ha establecido nuevos niveles de deshonestidad intelectual y revanchismo personal en sus escritos sobre Oriente Próximo. En realidad no queda nadie en Estados Unidos, sin tener en cuenta a los políticos, que tome en serio Chomsky a la vista de su asombroso historial. En consecuencia, me resulta inexplicable que se le concedan tres páginas enteras para repetir sus ataques contra una de las prensas más libres del mundo. Es evidente que concederle tanto espacio otorga cierta respetabilidad a sus infames empeños".
La primera edición del libro fue de 1986 y la última del 2002, donde se incorporaron dos artículos que fueron redactados luego de los atentados del 11 de septiembre de 2001.
En ese libro imprescindible aborda el tema de terrorismo, que es uno de los aspectos sobre el cual los poderosos y su prensa adicta, más mienten, por eso la importancia de este escrito que pone luz, ahí donde el imperialismo trata de oscurecer.
El libro comienza con una historia contada por San Agustín, en la cuál un pirata capturado por Alejandro Magno es preguntado, porqué se dedicaba a esa actividad tan poco digna, a lo cuál el pirata respondió : "Yo tengo un pequeño barco, por eso me llaman ladrón. Tu tienes toda una flota, por eso te llaman emperador".
Con esta anécdota, Noam Chomsky clarifica la utilización de la palabra 'terrorismo' para descalificar sólo a aquellos que utilizan el terror para enfrentar al poder imperial, pero en ningún caso se lo utiliza cuando los estados lo emplean para avasallar soberanías, en ataques militares que muchas veces causan más víctimas que las provocadas por los grupos terroristas.
Por eso nos dice que que la acción terrorista sólo puede considerarse como tal, si era provocada por el bando enemigo, nunca cuando lo desencadena nuestro bando. Por lo tanto, en la época de la Unión Soviética, sólo era terrorista una acción desplegada por algún aliado de los soviéticos, que eran los que desencadenaban todas las acciones diabólicas contra la democracias occidentales. Por eso nunca los Estados Unidos calificaron de terrorismo a las acciones desplegadas por Israel contra los palestinos y contra países árabes invadidos con un tendal de víctimas.
Noam Chomsky nos informa con ironía, que los actos terroristas del imperio no son incluidos en la categoría de terrorismo, pero sí aquellos actos que sufren las potencias, por lo tanto estos países se creen con el derecho de instrumentar medidas de gran violencia para evitar posibles agresiones futuras. Cuando el imperio y sus socios apelan al terror, la palabra que se utiliza es "represalia".
En la década del 80, en nuestro continente, Nicaragua y El Salvador, padecieron del terrorismo impulsado por los Estados Unidos, en Nicaragua mediante la Contra financiada por el poderoso imperio del norte y en El Salvador por los paramilitares, con idéntica financiación. Pero para la prensa norteamericana ninguna de esas actividades mereció el calificativo de terrorismo.
La declaración de guerra de George Bush contra el terrorismo, luego del 11 de septiembre de 2001, no fue la primera, casi 20 años antes la habían declarado Reagan y Bush (padre), los objetivos fueron entre otros Nicaragua, el pueblo palestino y Libia, no debe olvidarse que por aquellos años el líder libio Khadafi era la encarnación del mal.
La lucha contra el terrorismo ha sido utilizada reiteradamente por los Estados Unidos para ultrajar soberanías nacionales, pero también para colocar restricciones internas a la libertad de expresión y de pensamiento. La prensa estadounidense muestra un servilismo a toda prueba, cada aventura imperialista ha contado con el aplauso unánime de ese periodismo que se auto-califica de libre.
Chomsky desnuda los mecanismos implementados en las sociedades supuestamente democráticas para aislar e ignorar aquellos pensamientos que salen del molde establecidos por los poderosos de la sociedad, se utilizan medios más sutiles que en una dictadura, pero no por esos menos efectivos. No se torturará al disidente pero se utilizarán descalificaciones como "marxista", "terrorista", "extremista" para descartar sin discusión a las opiniones diferentes. Aquí lo vivimos con aquellos que se opusieron a las privatizaciones.
El recientemente fallecido, lider palestino Arafat, realizó a lo largo de su vida reiteradas propuestas de paz, las cuales fueron rechazadas sistemáticamente por Israel y los Estados Unidos, y silenciadas por la prensa norteamericana, no obstante para esos medios el terrorista era Arafat. Precisamente uno de los aspectos centrales para que el mundo sea más pacífico es una solución honorable a los palestinos, respetando su derecho a la autodeterminación.
Un funcionario de Reagan, diferenciaba a los guerrilleros afganos talibanes, a los que llamaba luchadores de la libertad, al igual que los "contras" que realizaban actos terroristas contra el sandinismo en Nicaragua, pero para los americanos ni los talibanes, ni los contras podían ser definidos de terroristas, sólo porque respondían a los intereses norteamericanos. Pero la situación cambió y los talibanes se convirtieron en la excusa para invadir Afganistan, como Sadam, que también había sido aliado cuando guerreaba contra Iran, para destruir Irak.
Alguien que ha seguido el camino inverso fue Khadaffi que pasó de ser la representación del diablo sobre la tierra, y generador de todos los actos terroristas, a ser en la actualidad un gobernante confiable, ni bien se avino a negociar con el imperio. En las épocas en que Khadaffi era malo, se llegó a inventar todo tipo de conspiraciones, donde los Estados Unidos corría serios riesgos, más recientemente idénticas argumentaciones se dirigieron a Sadam.
Otro aspecto de importancia que no deja de resaltar el autor, es que más allá de las declamaciones, existe un interés económico concreto para declarar la guerra al terrorismo y a otros países con la excusa que son el trampolín para acciones peligrosas, con estas guerras se mantiene una industria bélica que beneficia a las empresas asociadas al poder, el mismo vice-presidente de los Estados Unidos fue acusado de estar vinculado a una empresa que se benefició con la guerra con Irak. Además los enormes gastos del estado se justifican bajo esta premisa que el país está en guerra y también se produce una transferencia de recursos de los más ricos a los más pobres, mientras estos últimos son la carne de cañón para enviar a morir en lejanas guerras.
También es la larga la actuación de los gobiernos norteamericanos en la política interna de otros países, imponiendo gobiernos como el Sha en Iran, Pinochet en Chile o Somoza en Nicaragua, para citar sólo unos pocos, estos gobiernos despreciaron las libertades públicas, sin embargo nunca se les ocurrió levantar la voz para denunciar el Terrorismo de Estado. Obviamente lo único importante era defender los intereses norteamericanos, lo demás carecía de importancia.
La dictadura militar Argentina obviamente fue otro ejemplo de servilismo a los gobiernos norteamericanos, militares argentinos fueron enviados a cumplir misiones al Salvador o Nicaragua, satisfaciendo los deseos norteamericanos, luego en la guerra de Malvinas, los militares argentinos se enfrentaron a la dura realidad de verificar como actúa un Imperio y sus aliados.
Otro ejercicio practicado por los Estados Unidos es distorsionar las luchas nacionales de liberación de los Pueblos y asociarlas con el "terrorismo", mecanismo que se realiza en conjunto con la prensa domesticada de los Estados Unidos, así la legítima lucha del pueblo palestino que recibió el nombre de Intifada, se convertía por obra y magia de los funcionarios norteamericanos en "actos terroristas contra Israel". A pesar de los esfuerzos de la prensa domesticada, se han podido apreciar imágenes que mostraba la descomunal diferencia de fuerzas, cuando un adolescente palestino le arrojaba una piedra a un tanque israelí.
Un aspecto no menos importante es el efecto ejemplificador de aplicar una fuerza exagerada sobre enemigos indefensos, lo cuál provoca la sumisión en muchos otros que se someterán sin discusión luego de ver lo que les ocurre a otros que intentaron algún tipo de resistencia, aunque solo haya sido verbal. El eje del mal para la Administración Bush hijo, la conformaron Irak, Iran y Corea del Norte, pero se prefirió empezar por el más fácil para mostrar a los demás los que les podía ocurrir. También se cuidaron muy bien de no incluir a China porque podía ser un rival de consideración. Esto explica porqué Estados Unidos siempre prefiere la solución guerrera a cualquier salida pacífica.
La brillantez de Chomsky le permite vincular las guerras de exterminio contra países débiles en las diferentes épocas. Así la guerra en Afganistán luego de los actos terroristas del 2001, se puede relacionar con la orden de Winston Churchill de usar gas venenoso contra las tribus afganas, 80 años antes, y su crítica a aquellos "bobos compasivos" que se negaban a la utilización de armas químicas. O vincularla contra el exterminio de la tribus indígenas en los propios Estados Unidos, o la invasión a Panamá.
Un líder político afgano ya fallecido, Abdul Haq , contrario a los talibanes, se opuso firmemente a la ocupación de su país por parte de los norteamericanos con las siguientes palabras: "Estados Unidos está tratando de enseñar músculo, logran una victoria y asustar a todo el mundo. Le traen sin cuidado el sufrimiento de los afganos y cuanta gente perderemos. Y eso no nos gusta. Porque ahora los afganos tienen que sufrir por estos fanáticos árabes, pero todos sabemos quién trajo estos árabes a Afganistán en la década de 1980, quién los armó y les proporcionó una base. Fueron los americanos y la CIA. Y todos los americanos que hicieron esto recibieron medallas y ascensos., mientras durante todos estos años los afganos sufrían por causa de estos árabes y sus aliados. Ahora, cuando América es atacada, en lugar de castigar a los americanos que hicieron esto, castiga a los afganos".
Obviamente Noam Chomsky es un implacable crítico del terrorismo en todas su formas, en sus libros se mencionan un larga lista de hechos realizados por extremistas de muy distinta nacionalidad y religión, y por supuesto, que repudió los atentados del 11 de septiembre de 2001, como los argentinos repudiamos y nos sentimos sumamente afectados por los atentados a la Embajada de Israel y a la AMIA, de los que aún no se encuentran los responsables.
Pero de lo que se trata es precisamente de poner el tema de terrorismo en su justo lugar, mostrando a todos aquellos que hacen de la violencia su arma política más importante, sin excluir a las grandes potencias, principales ejecutores de la violencia y la destrucción en el mundo. Además, Chomsky deja en evidencia a los medios de difusión estadounidenses, que sólo ven una porción muy pequeña de la realidad, silenciando o distorsionando las agresiones de su gobierno.
En conclusión, otro libro fundamental de Noam Chomsky.