El Forjista
Así como los medios de comunicación del régimen oligárquico nos bombardean cotidianamente con su propaganda neoliberal, las editoriales en manos de multinacionales tratan de evitar que a América Latina lleguen autores y libros que desde los países desarrollados cuestionan con sólidos fundamentos este sistema capitalista que impone la más deshumanizada barbarie.
En cambio, a nuestros países llegan los libros de gurúes económicos que coinciden ideológicamente con quienes detentan el poder económico y proceden a justificar cada una de las políticas antipopulares que se implementan por aquí.
La intención es que los latinoamericanos pensemos que existe una sola ideología y una sola solución a nuestros problemas, que por lo general pasa porque nos sacrifiquemos, mientras permitimos que los grandes empresarios obtengan enormes ganancias porque, en su inmensa bondad y generosidad, luego procederán a dejar caer algunos billetes para que las masas puedan mejorar su situación en algún futuro incierto.
David W. Harvey tiene en la actualidad (noviembre de 2018) 83 años, es inglés, geógrafo de profesión, tiene ideas de izquierda y ha escrito valiosos libros, nosotros nos ocuparemos en la oportunidad de uno editado en 2005 que tituló “Breve historia del neoliberalismo”, donde realiza una crítica demoledora a ese sistema político, a la vez que efectúa un repaso de cada experiencia nacional por donde el neoliberalismo llevó su accionar destructivo y que en América Latina parece regresar con nuevo impulso.
Si alguno piensa que un libro escrito hace 13 años puede haber quedado desactualizado debería visualizar lo que está ocurriendo en la Argentina con el gobierno de Mauricio Macri y las consecuencias nefastas que esta gestión está provocando en el trabajo, el poder adquisitivo de los salarios y las esperanzas del pueblo argentino.
Efectivamente los argentinos fuimos capaces de tropezar dos veces con la misma piedra, tal vez tres si consideramos lo ocurrido en la última dictadura militar, aunque en esa oportunidad no fue por nuestra libre voluntad.
Los orígenes del neoliberalismo
Veamos cuál es la definición de neoliberalismo según quienes son los defensores de esta doctrina, así la resume Harvey: “El neoliberalismo es, ante todo, una teoría de prácticas político-económicas que afirma que la mejor manera de promover el bienestar del ser humano, consiste en no restringir el libre desarrollo de las capacidades y de las libertades empresariales del individuo, dentro de un marco institucional caracterizado por derechos de propiedad privada, fuertes mercados libres y libertad de comercio.”
El papel de Estado debe limitarse a monopolizar la fuerza y la aplicación de justicia, principalmente para asegurar los derechos de propiedad privada y limitar su intervención en los mercados.
Sus inicios se remontan a la iniciativa promovida por un grupo de economistas, historiadores y filósofos que se nucleó alrededor del filósofo político Friedrich von Hayek para crear la Mont Pelerín Society en 1947, integraron dicha asociación Ludwig von Mises, Milton Friedman y Karl Popper que se oponían a las teorías de John Maynard Keynes que ganaron preminencia a partir de la crisis de 1930 y que propiciaba la participación estatal como motor fundamental de la economía.
Milton Friedman comenzó a tener gran influencia en la Universidad de Chicago donde se formaban economistas en esa ideología a los que más adelante se los identificó como los “Chicago boys”.
Desde 1950 los Estados Unidos venía financiando la formación de economistas chilenos y de otros países de América Latina en Chicago como parte del expansionismo estadounidense y para evitar las ideas de izquierda en ese ámbito, estos economistas fueron quienes predominaron en la Universidad Católica de Chile.
Para difundir esta ideología hizo falta de la colaboración de los medios de comunicación, las corporaciones e instituciones como universidades, escuelas, ONGs, Iglesias y asociaciones de profesionales logrando la adhesión y conversión de intelectuales y políticos que la aceptaron luego de ser cooptados, sobornados o amenazados.
Cuando nos referimos a amenaza obviamente no estamos hablando de un gangster que con su pistola intimida a un individuo, lo que sucede es que todas esas instituciones conforman una maquinaria de prestigio, quien no acepta mansamente las ideas imperantes puede ser simplemente ignorado o ser objeto de una campaña de desprestigio con la dificultad subsiguiente para obtener un empleo o un cargo.
Las redes sociales y los medios de comunicación se han convertido en barras bravas que buscan intimidar y difamar a quienes se apartan del rebaño neoliberal.
Las clases altas retoman el poder
A raíz de la crisis mundial de 1929 de la que las potencias salieron con políticas económicas keynesianas y la post guerra en 1945 donde el peligro “comunista” obligaba a las potencias capitalistas a mantener a sus respectivas clases obreras moderadamente contentas para evitar que levantaran banderas rojas, se estableció lo que fue conocido como un Estado de Bienestar.
Los países desarrollados tenían una política de redistribución que permitía la integración del poder sindical, con un abultado gasto público y la instauración de un sistema de bienestar con activa participación estatal que posibilitó altas tasas de crecimiento.
En Europa había una influencia de la social democracia y los Partidos Comunistas, en Estados Unidos las fuerzas populares se movilizaban reclamando reformas y exigiendo el fin de la Guerra de Vietnam, todo esto presentaba un desafío a las políticas de las clases dominantes.
A finales de los 60 esta política comenzó a desmoronarse, empezó a crecer el desempleo. había alta inflación con estancamiento que se mantuvo a lo largo de la década del 70.
Gran Bretaña debió ser rescatada por el FMI en 1975 y 1976 por las crisis fiscales, la Organización de Países Productores de Petróleo (OPEP) dispuso un incremento de los precios del petróleo en 1973 y el respaldo de las reservas en oro dejó de regir.
La escalada de los precios de la OPEP incrementó el poder de los Estados Unidos, potencia que a su vez presionó a Arabia Saudita, otro de los beneficiados, para que utilizaran los bancos estadounidenses para depositar sus dólares provenientes de las grandes ganancias del petróleo.
Esa liquidez se volcó hacia los países en desarrollo necesitados de capital quienes alentados por los organismos internacionales incrementaron su deuda externa de manera peligrosa, Argentina fue uno de esos países que durante la dictadura militar llevó su deuda externa a niveles siderales.
El poder financiero y las grandes corporaciones decidieron que era hora de hacer escuchar su voz, que adquirió la forma de imposición de la doctrina neoliberal que permitía la restauración de las clases que concentraban las riquezas en pocas manos y que iban a incrementar la desigualdad en todo el planeta.
Por lo tanto, el neoliberalismo es “un proyecto político para restablecer las condiciones para la acumulación de capital y restaurar el poder de las elites económicas” por más que se intente dar un marco teórico para disimular sus verdaderas intenciones.
El comienzo antidemocrático del neoliberalismo
Pero a pesar de las declaraciones de los gurúes del neoliberalismo en el sentido de presentarse como defensores de la libertad de los individuos, el primer país donde se aplicó todo el programa neoliberal fue en la sanguinaria dictadura de Pinochet que derrocó en 1973 al presidente democrático Salvador Allende, ese golpe de Estado fue realizado con el apoyo de las multinacionales de origen estadounidense, la CIA y el secretario de estado de los Estados Unidos, Henry Kissinger.
El elenco económico de la dictadura fue conformado con Chicago Boys ya sea traídos directamente de los Estados Unidos y aquellos formados en la Universidad Católica, incluso Milton Friedman visitó el país y llenó de elogios al gobierno chileno.
La Real Academia Sueca hizo su aporte para llenar de prestigio a quienes colaboraban para aplicar los planes de hambre y saqueo en Chile y otros países, al entregar el premio Nobel de Economía a von Hayek en 1974 y a Milton Friedman en 1976.
El primer trabajo que realizaron los Chicago Boys en Chile fue negociar créditos con el FMI, producto de ese trabajo en conjunto comenzaron las privatizaciones, se entregaron los recursos naturales a empresas extranjeras, se disminuyó la inversión en seguridad social y hubo un ingreso irrestricto del capital extranjero.
El cobre fue el único recurso que la dictadura no se animó a privatizar para evitar un desequilibrio del presupuesto que pusiera todo el programa en peligro, porque el Estado no podía prescindir de los ingresos del cobre.
El plan de los Chicago Boys pareció por un tiempo producir un crecimiento económico, sin que eso significara mejorar el nivel de vida de la población, pero en 1982 la crisis de la deuda golpeó a toda América Latina por lo que la dictadura chilena debió cambiar de rumbo económico, dejando de lado algunos de los preceptos neoliberales.
En 1982-1983 el PBI de Chile cayó un 14 % y la tasa de desempleo llegó al 20%, una muestra que el neoliberalismo no funciona, el resultado inmediato fue la disminución de los salarios, aumento de la inseguridad laboral, perdida de beneficios y desprotección de los trabajadores.
Situación que no impide que los ideólogos del neoliberalismo sigan presentando a Chile como un ejemplo a seguir, consejo que no deberían aceptar aquellos que dependan de un salario o jubilación.
Argentina también tuvo su golpe de estado en 1976 Argentina, los militares tomaron el poder y también dejaron la economía en manos de notorios representantes de las clases privilegiadas que simpatizaban con el catecismo neoliberal. Para implantar en nuestro país esa política económica fue necesario recurrir a un genocidio de quienes resistieron la destrucción del aparato productivo y la pérdida de los más elementales derechos constitucionales.
Quienes se llenan la boca predicando que el neoliberalismo tiene el objetivo asegurar las libertades de los individuos, tratan de ocultar que la instauración del neoliberalismo en Chile y Argentina se realizó de la manera más brutal y sangrienta, y que para ello contaron con el apoyo de las clases altas, los medios de comunicación y el apoyo de las grandes potencias.
El neoliberalismo por la vía democrática
Como los inicios del neoliberalismo estuvieron vinculados a la criminal dictadura pinochetista, sus partidarios prefieren establecer su comienzo con los gobiernos de Reagan y Thatcher.
En 1978 Gran Bretaña era gobernada por los laboristas cuando se produjo una ola de huelgas producto del descontento de los trabajadores con el gobierno, a pesar de la tradicional asociación entre sindicalismo y el laborismo, el gobierno cayó y el llamado a una nueva elección produjo el triunfo de la conservadora Margaret Thatcher que asumió con la idea de liquidar al sindicalismo.
Las políticas implementadas por Thatcher provocaron un incremento de la desocupación, en 1984 el gobierno lanzó una provocación a los mineros, el sindicato más poderoso del país, anunciando despidos y el cierre de minas. Los mineros iniciaron un conflicto que duró casi un año, pero los trabajadores fueron derrotados y el movimiento sindical británico sufrió un retroceso del que no pudo recuperarse.
Thatcher abrió el país al ingreso irrestricto de capital extranjero produciendo una caída abrupta de la producción y los salarios.
Hubo una ola de privatizaciones que alcanzaron a los ferrocarriles, el carbón, el petróleo, el acero, la provisión de agua potable, gas, electricidad, etc.
La primera ministro británica negaba que existiera el concepto de sociedad lo que existían eran individuos y sus familias, las personas debían limitar su preocupación a sí mismos y su ámbito familiar, lo demás no debía motivar ningún tipo de atención.
Pero tal vez el mayor éxito de Thatcher haya sido convencer a sus rivales, los laboristas, que continuaran con esa política porque no había otra opción, Tony Blair prácticamente no modificó en esencia ninguna de esas políticas neoliberales, de igual forma que Clinton en los Estados Unidos siguió por la senda instaurada por Ronald Reagan.
En los Estados Unidos la aplicación del neoliberalismo comenzó incluso antes de la elección de Ronald Reagan porque con la designación de Paul Volcker a cargo de la Reserva Federal por parte del presidente James Carter en 1979, dio comienzo una reforma monetaria para frenar la inflación que tuvo un alto impacto en el incremento del desempleo.
En 1980 fue elegido Ronald Reagan que confirmó en su puesto a Volcker emprendiendo una política tendiente a eliminar la influencia sindical, así como Thatcher confrontó con los mineros, Reagan lo hizo con los controladores aéreos, a los que luego de una huelga logró derrotar imponiendo la sumisión de los gremios que a partir de ese momento aceptaron mansamente las reformas favorables a los patrones.
El plan aplicado por Reagan tuvo como consecuencia que la economía se vio sumida en una profunda recesión con una marcada desindustrialización interna y el comienzo de la localización de empresas en el extranjero para aprovechar la mano de obra más barata, mientras un objetivo central era reducirles los impuestos a las grandes empresas.
China, la larga marcha hacia el neoliberalismo
El otro factor que dio inicio a la ola neoliberal estuvo centrado en las reformas encaradas por el líder Den Xiaoping que en 1978 inició el camino hacia la liberalización de la economía de su país, transformándolo en un centro de desarrollo con elevadas tasas de crecimiento.
Tras la muerte de Mao Tse Tung en 1976 y luego de varios años de estancamiento económico los líderes chinos anunciaron reformas económicas, según indicaban se trataba de quitar trabas a la iniciativa individual para permitir un crecimiento económico.
Se produjo la apertura del país al comercio exterior y la inversión extranjera bajo una supervisión estatal poniendo fin al aislamiento chino del mercado mundial.
La consecuencia inmediata consistió en un crecimiento económicos cercano al 10 % anual, situación que permitió el incremento del nivel de vida de una parte de la población, pero también trajo como consecuencia una degradación preocupante del medio ambiente, una mayor desigualdad social y la reconstitución de una clase capitalista.
En 1986 comenzaron a verse protestas obreras que en 1989 fueron acompañadas por el movimiento estudiantil de solidaridad con los trabajadores pero que también presentaba sus propias reivindicaciones lo que llevó a la que se conoció como la masacre de la Plaza de Tiananmen, mostrando que la neoliberalización de la economía no iba acompañada de mayores derechos humanos, civiles y democráticos.
Los más perjudicados por estas reformas fueron los habitantes de las áreas rurales que no tenían los mismos derechos que los habitantes de las ciudades, los permisos de residencia no permitían un tránsito plenamente libre.
Paralelamente en el ámbito rural se produjo una pérdida de derechos sociales con servicios como la salud y la educación que antes estaban garantizados por el Estado, obligando a muchos de ellos, principalmente mujeres jóvenes a migrar ilegalmente a las ciudades para trabajar sin permiso de residencia en fábricas que utilizaban mano de obra esclava.
Esta mano de obra es vulnerable a la superexplotación y ejerció una presión a la baja de los salarios de los residentes legales.
Mientras algunas ciudades crecían de manera exponencial y se generaba una nueva clase media, la mano de obra esclava convertía el país en una atracción para la instalación de multinacionales, convirtiendo al país donde se había desarrollado una de las revoluciones comunistas más radicales en un exponente de la mayor desigualdad social.
Pero el neoliberalismo en China también tuvo sus particularidades, al mantener una creciente inversión en educación y desarrollo tecnológico, lo que motivó que muchas empresas extranjeras instalaran en ese país su departamento de investigación y desarrollo tales como Microsoft, Oracle, Motorola, Siemens, IBM, Intel.
Los efectos devastadores en México
La deuda externa de México creció de 6800 millones de dólares en 1972 a 58.000 millones en 1982, el país se declaró en quiebra porque no podía pagar los intereses.
En 1984 el Banco Mundial entregó al país un crédito a cambio realizar reformas neoliberales que significó una caída de los salarios de entre el 40 y el 50 % mientras que hubo años en que la inflación superó el 100 % anual.
Otra de las consecuencias fue un crecimiento pavoroso de la criminalidad convirtiendo la capital del país en una de las ciudades más peligrosas del mundo.
Siguiendo los consejos del organismo internacional se vendieron las empresas públicas y se utilizaron esas divisas para saldar la deuda.
Cada vez que los trabajadores y los estudiantes alzaron la voz para protestar fueron salvajemente reprimidos llegándose a utilizar el ejército para romper las huelgas.
Crecieron las maquilas, fábricas ubicadas en las ciudades cercanas a la frontera con los Estados Unidos que producían para ese país con mano de obra muy barata y trabajadores sin derechos de ninguna clase.
Gran cantidad de campesinos fueron expulsados de sus tierras para engrosar los desempleados que iban a las ciudades a trabajar en la economía informal.
En Chiapas en 1994 se produjo la rebelión comandada por el Ejército Zapatista de Liberación que tenía por objetivo la defensa del campesinado afectado por las políticas neoliberales.
Después del 2000 México comenzó a perder algunas de las maquilas que se instalaban en China porque la mano de obra era aún más barata.
Pero aun cuando gran parte de la población sufría la consecuencia de estas políticas, unos pocos obtenían enormes ganancias, en 1994 la revista Forbes informaba que México había producido 24 multimillonarios, el más conocido de ellos era Carlos Slim que controlaba a cuatro de las mayores veinticinco empresas del país, su fortuna estaba vinculada al aprovechamiento de las privatizaciones recomendadas por el Banco Mundial.
En diciembre de 1994 se vuelve a producir una crisis de enormes proporciones en México que fue conocido como el “efecto tequila” con consecuencias para otros países incluida la Argentina porque otra de las consecuencias del neoliberalismo es que las economías quedan expuestas a los vaivenes internacionales producto de la apertura indiscriminada de sus fronteras.
La crisis en Asia
Una crisis en Tailandia en 1997 afectó a Indonesia, Malasia y Filipinas y posteriormente a Hong Kong, Taiwán, Singapur y Corea del Sur. Para seguir por Estonia y Rusia y tener consecuencias en Brasil y Argentina.
EL FMI salió a explicar que la crisis era por la excesiva intervención estatal y por la corrupción entre empresarios y empresas del estado. El remedio estaba en mayor liberalización lo que justificaba una nueva intervención con resultados desastrosos.
Veamos que decía el economista Joseph Stiglitz sobre la crisis en ASIA: “El FMI dijo primero a los países asiáticos que abriera sus mercados al capital a corto plazo. Los países lo hicieron y el dinero afluyó a los mismos, pero para marcharse de manera igualmente repentina. Entonces, el FMI dijo que debían elevarse los tipos de interés y llevarse a cabo una política de contracción presupuestaria. Los precios de los activos se desplomaron y el FMI instó a los países afectados a vender sus activos a precios de ganga… Las ventas fueron gestionadas por las mismas instituciones financieras que había retirado su capital precipitando la crisis”.
Esto que señala Stiglitz es exactamente lo que está ocurriendo en la Argentina de Macri que luego de padecer los desastres de las políticas neoliberales ahora entraría en la etapa en que el FMI y el propio gobierno nos dicen que es necesario privatizar las empresas del Estado.
El saqueo en Irak
Cuando los Estados Unidos invadió Irak luego del atentado de las Torres Gemelas, Paul Bremer fue designado director de la Autoridad Provisional de la Coalición, emitió una disposición el 19 de septiembre de 2003 que establecía cuatro cuestiones: privatización de las empresas públicas, posibilidad de compra de las compañías extranjeras de las empresas iraquíes, libre repatriación de las ganancias de las empresas extranjeras, apertura de los bancos iraquíes al control extranjero.
Pero mientras se daba plena libertad a las empresas extranjeras para saquear el país, con los trabajadores se actuaba de una manera muy distinta, el mercado de trabajo estaba regulado quedaban prohibidas las huelgas en sectores de la economía que se consideraban claves y se restringía el derecho a la sindicalización.
Esta es la libertad que promueve el neoliberalismo, sólo los grandes propietarios, las multinacionales y el capital financiero pueden gozar de esa libertad.
Por eso es que Harvey tomando un pensamiento del filósofo Karl Polanyi nos dice que “‘la idea de libertad degenera, pues, en una mera defensa de la libertad de empresa’ que significa ‘la plena libertad para aquellos cuya renta, ocio y seguridad no necesitan aumentarse y apenas una miseria de libertad para el pueblo, que en vano puede intentar hacer uso de sus derechos democráticos para resguardarse del poder de los dueños de la propiedad’. Pero si, tal y como siempre es el caso ‘no es posible sociedad alguna en la que el poder y la compulsión estén ausentes, ni un mundo en el que la fuerza no desempeñe ninguna función’, entonces, la única forma de que esta visión liberal utópica pueda sostenerse es mediante la fuerza, la violencia y el autoritarismo”
Y concluye que “Después de todo, treinta años de libertades neoliberales no sólo han servido para restaurar el poder a una clase capitalista definida en términos reducidos. También han generado, inmensas concentraciones de poder corporativo en el campo de la energía, los medios de comunicación, la industria farmacéutica, el transporte e incluso la venta al por menor (por ejemplo Wal Mart)”
Argentina, el mejor alumno
Por supuesto que cuando se habla de neoliberalismo nuestro país no puede estar ausente por varias razones. Por haber sido el mejor alumno y el más obediente del FMI, por las consecuencias nefastas de la aplicación de estas políticas y por insistir en recorrer ese camino.
Ya no se trataba de un gobierno dictatorial el que intentaba imponer políticas que beneficiaba a la oligarquía fue un gobierno elegido democráticamente en 1989 que llevó a Carlos Menem a la presidencia y que inició un proceso de privatizaciones, anclando el peso al dólar con la intención de controlar la inflación.
Las consecuencias no tardaron y fueron siempre las mismas, aumento del desempleo, caída del poder adquisitivo del salario y una economía que como hoja al viento se veía afectada por cualquier crisis internacional.
La Argentina padeció de las consecuencias del “efecto tequila” en 1995, la crisis en Asia en 1997, mientras la desocupación llegaba al 18 % y había un incremento de la deuda externa, pero eso sí, los gobernantes se enorgullecían de los elogios que le llegaban desde el gobierno de los Estados Unidos por las denominadas relaciones carnales y del FMI.
A Menem lo sucedió Fernando de la Rua que no cambió el programa económico y que produjo la enorme crisis de 2001, el año anterior lo que en el país debía pagar de intereses de la deuda alcanzó la cifra de 9.500 millones de dólares.
La fuga de capitales un mal permanente del país crecía, el sistema bancario perdió en un solo día 2.000 millones de dólares, cuando el FMI se negó a conceder un nuevo préstamo todo el andamiaje se derrumbó, el 1° de diciembre de 2001 el gobierno impuso un límite a lo que los ahorristas podían retirar semanalmente de los bancos, fue el llamado corralito que terminó por encolerizar a la clase media que salió a protestar provocando la renuncia del presidente, quién dejó el gobierno con un reguero de sangre detrás, porque la represión policial terminó con la vida de 39 argentinos.
El autor de este libro destaca un hecho que considera importante al señalar que Néstor Kirchner no tuviera en su gabinete ningún economista formado en los Estados Unidos, ese gobierno adoptó soluciones heterodoxas que permitió aliviar al país de la abultada deuda externa y que se dedicó a mejorar el nivel de vida de los argentinos.
Hayvey cita a los autores Veltmeyes y Petras que indicaron que la experiencia neoliberal argentina podía ser caracterizada como de “un nuevo imperialismo: el saqueo de la economía, el crecimiento de grandes desigualdades, un estancamiento económico seguido de profundas y persistentes depresiones, y un empobrecimiento masivo de la población a consecuencia de las más enormes concentraciones de riqueza de la historia de Argentina”
Neoconservadorismo
El neoliberalismo tiene un pariente muy cercano que es el neoconservadorismo, que podríamos decir que es mucho más sincero o bien que es la consecuencia que ocurre cuando el neoliberalismo se quita la careta y deja de lado las apariencias.
En los Estados Unidos esta tendencia surgió en la década del 90 como una alianza entre las grandes empresas y sectores conservadores fundamentalistas de las iglesias evangélicas, esta alianza terminó por adueñarse del Partido Republicano, no podemos dejar de señalar la semejanza con lo que actualmente ocurre en Brasil con la alianza que llevó a Bolsonaro al gobierno.
En el neoconservadorismo aparece un factor como el nacionalismo, aunque dicho componente no es más que un ingrediente para disimular el racismo que siempre les viene bien a los gobiernos para encontrar culpables que desvíen la atención sobre los verdaderos problemas.
Los neoconservadores hacen hincapié en el militarismo al que según ellos, hay que recurrir para eliminar el caos que provoca la democracia, dejando en claro que cuando se imponen estas ideas la democracia desaparece o sólo queda una descascarada fachada de ella.
Esta ideología necesita imperiosamente de la creación de enemigos internos y externos, su existencia misma reclama de mantener en vilo a la sociedad con algún tipo de guerra permanente contra supuestos peligrosos enemigos de la comunidad, recurriendo a una desmedida violencia estatal para terminar con ese riesgo.
El ascenso del neofascismo en Europa se expresa fundamentalmente colocando a los inmigrantes como enemigos, que también le viene de maravillas a Trump un constructor cotidiano de enemigos, en una dinámica que muy bien podemos colocar al macrismo con la construcción de mapuches, anarquistas y musulmanes como peligros potenciales.
Harvey señala con absoluta claridad la incompatibilidad entre democracia y neoliberalismo: “Lo que queda de la democracia representativa se encuentra si no totalmente asfixiado, sí al menos legalmente corrompido por el poder del dinero”.
Características del neoliberalismo
La particularidad del neoliberalismo es que todo es considerado una mercancía, ya se trate del medio ambiente o la fuerza laboral, por lo tanto, la ecología como los derechos laborales se convierten en un obstáculo para aumentar la ganancia.
Aunque no es nada nuevo en el capitalismo, el capital financiero adquiere una mayor preponderancia aún, difícilmente se pueda desarrollar una inversión productiva sin un fuerte apoyo crediticio, lo mismo que el aumento o disminución de la tasa de interés pueden beneficiar o derrumbar las economías de los países.
Una particularidad que podemos apreciar en la Argentina es que aún cuando la economía se derrumba, algo que nunca baja y que se mantiene en constante aumento, es la ganancia de los bancos.
También hemos visto en los países centrales como los Estados han gastado cifras fabulosas para salvar a determinados bancos, cuando para otros menesteres los mismos gobiernos afirman no tener fondos para solventarlos.
Como ya se dijo el neoliberalismo ha servido para restituir el poder de las clases altas para que eso fuera posible fue imprescindible que esas clases se adueñaran o crearan nuevos medios de comunicación que les permitían difundir e imponer su mensaje que disimule sus evidentes contradicciones y sobre todo su antinomia con la democracia.
Sus ideólogos nos dicen que la desigualdad es necesaria para impulsar la competencia, por eso es que si las clases bajas no están conformes con su nivel de vida no deben culpar al sistema, porque su situación es producto de su incapacidad, pues carecen de las condiciones que sí tienen aquellos que amasan fortunas. Es decir, estos tipos te empobrecen y además te echan la culpa a vos.
Un enemigo supuestamente irreconciliable de los neoliberales es el Estado, siempre recitan el catecismo que nos muestra que la participación estatal desalienta la inversión privada y que las empresas estatales son siempre ineficientes.
Sin embargo, cuando quienes profesan esa ideología llegan al gobierno utilizan al Estado como maquinaria de redistribución de la riqueza de las clases bajas hacia las clases altas, tal vez no exista mejor ejemplo de esto que los impagables tarifazos del macrismo que sólo benefician a un puñado de empresarios amigos y socios de la familia presidencial.
Pero además los gobiernos neoliberales recurren a las fuerzas represivas del Estados para criminalizar la protesta y evitar el rechazo que producen sus impopulares políticas.