El Forjista
El odio de la oligarquía
Sólo la deliberada distorsión
de la historia latinoamericana posibilitó que uno de los más
grandes hombres de nuestra Patria Grande, el Protector de los Pueblos
Libres, quién luchó con bravura por la Unidad y la Libertad
de los Pueblos Americanos, concluyera como “prócer”
de un pequeño país.
Sólo la descarada mentira de los historiadores liberales porteños
pudo convertir a Artigas en un “prócer extranjero”,
cuando, sin lugar a dudas, fue tan nuestro como San Martín,
Belgrano, Güemes y Moreno.
Aquellos que fueron modelando nuestra historia oficial a fuerza de
silenciar y desfigurar, como Bartolomé Mitre y Vicente Fidel
López, no ocultaron su desprecio hacia Artigas y con ello expresaron
el odio que la oligarquía porteña le profesaba al gran
caudillo de la Banda Oriental.
En carta que Mitre dirigió a Vicente Fidel López le
decía: “Los dos, usted y yo, hemos tenido la misma predilección
por las grandes figuras y las mismas repulsiones contra los bárbaros
desorganizadores como Artigas, a quienes hemos enterrado históricamente”.
En tanto López había escrito: “Los caudillos provinciales
que surgieron como la espuma que fermentaba de la inmundicia artiguista,
eran jefes de bandoleros que segregaban los territorios donde imperaban
a la manera de tribus para mandar y dominar a su antojo, sin formas,
sin articulaciones intermedias, sin dar cuenta a nadie de sus actos,
y constituirse en dueños de vidas y haciendas”
Y dando rienda suelta a su odio, López sostuvo: “Artigas
fue un malvado, un caudillo nómade y sanguinario, señor
de horca y cuchillo, de vidas y haciendas, aborrecido por los orientales
que un día llegaron hasta resignarse con la dominación
portuguesa antes que vivir bajo la ley del aduar de aquel bárbaro”.
Estos mismos historiadores construyeron a su imagen y semejante a
los próceres que los argentinos veneramos por generaciones,
algunos de los cuales sólo eran merecedores de nuestro más
categórico repudio por su actividad plagada de capitulaciones,
y por haber actuado más al servicio de potencias extranjeras
que al de sus compatriotas.
Tal el caso de Bernardino Rivadavia, un personaje siniestro, pro-británico
y servil, que no obstante mereció de Mitre el calificativo
de “el más grande hombre civil de la tierra de los argentinos”.
O Manuel García, principal responsable de la pérdida
de la Banda Oriental, quién actuó de acuerdo a los
deseos de los británicos, pero que para Mitre fue un “patriota
decidido, hombre de elevación moral, cabeza de inteligencia
nutrida en estudios serios...era un verdadero hombre de Estado”.
Veamos cuales fueron las terribles acciones de Artigas que le hizo
ganar el odio de los porteños y de sus historiadores, pero
para entender ese aspecto, antes debemos adentrarnos en el tema de
la Aduana de Buenos Aires.
Al poco tiempo de ocurrida la Revolución de Mayo y luego de
la derrota de su sector más combativo, representado por Mariano
Moreno, la burguesía comercial porteña se adueñó
de la Aduana de Buenos Aires, amasando una inmensa fortuna producto
del comercio con el mundo, pero principalmente con la potencia que
gobernaba en los mares, Gran Bretaña.
La ideología que defendió esa burguesía fue el
librecambio, que significó ni más ni menos, que dar
la espalda al resto de las provincias dejándolas libradas a
su suerte. Además cualquier gasto como armar un ejército
para pelear por la liberación, era una molestia que debía
terminarse lo antes posible, para eso no importaba con que potencia
negociar.
Mientras tomaba el control de la economía del ex virreynato
inundaba el interior con las mercancías que provenían
de la poderosa industria inglesa, provocando un proceso de liquidación
de las débiles industrias y artesanías del interior,
ante eso se rebelaron las provincias, provocando un enfrentamiento
entre el puerto de Buenos Aires y el resto del país que atravesó
gran parte de la historia de aquel siglo XIX.
Protector de los Pueblos Libres
José Gervasio de Artigas fue
en la Banda Oriental uno de los primeros en adherir a los postulados
de la Primera Junta, poniendo su espada al servicio de la Revolución,
pero también fue el primero en defender la idea del federalismo
donde las provincias se unían bajo un mismo interés
sin el predominio de una sobre las demás, esta idea que además
se propagó en todo el territorio, le hizo ganar a Artigas el
más irracional odio de la egoísta oligarquía
del puerto de Buenos Aires.
Pero hubo en Artigas algo aún más grave a los ojos de
las oligarquías de Buenos Aires y Montevideo, su programa democrático
y revolucionario contemplaba cuestiones impensables para la “gente
decente”, Artigas era partidario de la liberación de
indígenas y negros, e iba mucho más allá, en
aquellas provincias donde se alcanzaba la libertad del Imperio de
España, promovía la realización de Congresos
con la participación de todos los sectores, incluyendo a los
indígenas, y no sólo de la “parte principal de
la población”, en esas discusiones se llegaba a plantear
el reparto de tierras.
Considerando estos sucesos se llegará a comprender el porqué
del odio que le dispensaban los comerciantes de Montevideo y Buenos
Aires, a este hombre que fue la expresión más alta de
la libertad de los pueblos. Sólo planteando todos los hechos
se puede comprender en que bando se encontraban los “bárbaros”.
Artigas nació el 19 de junio de 1764 tenía un gran prestigio
en la campaña oriental, a la que conocía profundamente,
producto de actuación como capitán del Regimiento de
Blandengues. Contaba con el especial reconocimiento de gauchos e indios,
muchos de los cuales lo acompañaron hasta el final de su campaña
libertadora.
Cómo ya dijimos, Artigas apoyó con fervor la Revolución
de Mayo, pero los gobiernos que se sucedieron luego de la caída
de Moreno, comenzaron una política dubitativa que puso en peligro
todo el andamiaje revolucionario.
El Primer Triunvirato llegó a un acuerdo con el gobernador
de Montevideo el realista Elío, dándole la espalda a
los esfuerzos de Artigas por liberar la Banda Oriental.
Pero como ocurrió a lo largo de su trayectoria en su lucha
por la libertad, Artigas debió combatir en varios frentes,
enfrentó al Imperio Español, al Imperio portugués,
a las oligarquías de Montevideo y Buenos Aires, y como veremos
más adelante debió hacer frente a la traición
de alguno de sus lugartenientes.
El 18 de mayo de 1811 Artigas venció a las tropas realistas
en Las Piedras, pero el gobernador derrotado en comunicaciones con
los portugueses alienta la invasión en julio de 1811.
El Imperio de Brasil que mantuvo permanente interés en el dominio
de la Banda Oriental, la invade, Artigas debió organizar el
éxodo de su pueblo, muchos se dirigieron hacia Corrientes,
a la vez intentó obtener ayuda del Paraguay, pero su gobernante
el Dr. Francia comenzó una política de aislamiento y
le negó los refuerzos.
EL 11 de diciembre de 1811 en Villa Belén derrotó a
los portugueses, pero no tuvo tiempo para nada, pues enseguida debió
retomar la lucha contra los realistas.
La política capituladora del Triunvirato influenciado por la
figura de Rivadavia, volvió a darle la espalda a Artigas firmando
un acuerdo con los portugueses, pero el 8 de octubre de 1812 habiéndose
producido el regreso al país de San Martín, una alianza entre la
Sociedad Patriótica y la Logia Lautaro decidió movilizarse
para reemplazar al Triunvirato por otro que tuviera una cuota mayor
de dignidad nacional.
La Revolución buscaba retomar ese impulso inicial que le había
dado Moreno, y que estaba perdiendo vergonzosamente por la influencia
de Rivadavia y su partido, de esa manera obtenía las victorias
militares de San Martín en San Lorenzo y Belgrano en Salta,
paralelamente se convocaba a la Asamblea que se conoció como
la del año XIII que más allá de cierto corte
progresista cometió el desatino de rechazar los diputados de
Artigas.
Las instrucciones que los diputados rechazados de Artigas tenían
para la Asamblea del año XIII mostraban a las claras la política
democrática y revolucionaria que defendía el artiguismo,
en las instrucciones se planteaban: Independencia de las colonias,
sistema de Confederación de las provincias, libertad civil
y religiosa, independencia de los tres poderes, autonomía de
las provincias, exclusión de Buenos Aires como capital federal
y garantía de comercio para los pueblos orientales. Todo esto
provocaba pánico entre los representantes de Buenos Aires que
temían perder el control exclusivo de la Aduana y del manejo
político de la Nación y que aún mantenían
esperanzas de arreglar pacíficamente los asuntos con España.
Para mostrar la forma democrática con que actuaban Artigas
y sus hombres, señalemos que el 10 de marzo de 1814 la provincia
de Corrientes se incorporaba al protectorado de Artigas, el 11 de
junio de 1814 se realizó el Congreso de Corrientes con la presencia
indígena, la “gente decente” había tomado
contacto con Buenos Aires y había tratado de postergar el Congreso.
El diputado representante del pueblo indígena de Santa Lucía
había llevado las siguientes instrucciones:
la libertad de los indígenas, que los integrantes del gobierno
sean indígenas y que se realizaran repartos de tierras y animales,
además solicitaban que se pusieran límites al accionar
de ciertos ganaderos. Demás está decir que esto provocaban
la firme resistencia de las clases acomodadas a la actividad de Artigas.
Se supone que de otros pueblos llevaron instrucciones similares pero
no se las conoce porque los ganaderos se encargaron de quemar gran
parte de las actas para que no quedaran registros de las mismas.
La suerte de las armas nacionales sufrió un cambio con las
derrotas de Vilcapugio y Ayohuma, mientras que en España regresaba
al trono Fernando VII.
En Buenos Aires se cambia la forma de gobierno en vez del Triunvirato
se creaba el Director Supremo que mostraba la intención de
la ciudad de establecer un gobierno centralizado sin posibilidades
de participación de las provincias, a poco de asumir, Gervasio
Antonio Posadas declaró fuera de la ley a Artigas y le pone
precio de 6000 pesos a su cabeza, vivo o muerto, en tanto las tropas
de Buenos Aires al mando de Alvear vencen en Montevideo a los realistas
controlando la Banda Oriental.
Alvear desconfiaba de Artigas y al enterarse que en España
se estaba preparando un gran ejército que tenía por
finalidad aplastar a los rebeldes gobiernos americanos, decide que
antes de entablar la definitiva batalla contra los españoles
era imprescindible derrotar a Artigas, pero Alvear no puede concluir
su misión antes debió regresar a Buenos Aires, simultáneamente
la influencia de Artigas se extendía a las provincias argentinas
llegando hasta Córdoba, que se agregaba a Santa Fe, Entre Ríos,
Corrientes y Misiones.
El Directorio estableció una política de capitulación
ante las grandes potencias y de combatividad hacia los caudillos federales,
se decidió iniciar negociaciones con Inglaterra a los efectos
de que intentara convencer a España de no enviara a su expedición
que se armaba en Cádiz, se designó a Belgrano y Rivadavia,
a los que se uniría Sarratea, hasta tal punto llega la sumisión
del Directorio que decide dejar sin efecto la bandera creada por Belgrano,
restituyendo la bandera española.
Pero esta política levanta críticas y Posadas se ve
obligado a renunciar el 9 de enero de 1815, asumiendo el gobierno
Alvear, al día siguiente las tropas de Buenos Aires son derrotas
en la Banda Oriental por el jefe artiguista Fructuoso Rivera, Artigas
cerraba el cerco sobre Montevideo.
El 25 de febrero de 1815 Buenos Aires decide entregar la plaza de
Montevideo a las fuerzas de Artigas, luego de una serie de batallas
que concluyeron con el triunfo artiguista.
De 1815 fue la Ley Agraria de Artigas, que también enfureció
a los terratenientes orientales y de Buenos Aires, quién cedió
tierras a gente humilde con la obligación levantar un rancho
y corrales y de trabajar en ese predio que no se podía ni vender
ni alquilar.
También dictó un reglamento de Derechos Aduaneros donde
fijaba aranceles que protegían ropas, calzados y otros productos
producidos aquí, también en esto contradecía
la política de la burguesía porteña partidaria
de abrir el puerto a todos lo productos ingleses, aún cuando
eso significara la destrucción de la incipiente industria nacional.
Decía Artigas “No hay que invertir el orden de la justicia.
Mirar por lo infelices y no desampararlos sin más delito que
su miseria. Es preciso borrar esos excesos del despotismo. Todo hombre
es igual en presencia de la ley. Olvidemos esa maldita costumbre que
los engrandecimientos nacen de la cuna”.
“Yo deseo que los indios, en sus pueblos, se gobiernen por sí,
para que cuiden de sus intereses como nosotros de los nuestros. Así
experimentarán la felicidad práctica, y saldrán
de aquel estado de aniquilamiento a que los sujeta la desgracia. Recordemos
que ellos tienen el principal derecho, y que sería una degradación
vergonzosa para nosotros mantenerlos en aquella exclusión vergonzosa,
que hasta hoy han padecido por ser indianos”
Pero cada vez que Artigas lograba controlar su provincia, el Imperio
de Brasil desplegaba su garra y volvía a invadir, fue en agosto
de 1816 cuando un ejercito de 10.000 hombres al mando del general
Lecor ingresaba a la Banda Oriental a la que denominó provincia
Cisplatina.
En tanto Alvear siguió con la misma política capituladora
de su antecesor, decidió enviar a Manuel García, reconocido
simpatizante de los británicos a Río de Janeiro para
ofrecer al embajador británico Lord Strangford a las provincias
unidas al protectorado británico.
Cómo podemos ir perfilando muchos de quienes tenemos como héroes
patrios no fueron otra cosa que sumisos protectores de intereses foráneos,
en tanto consideramos “extranjeros” a quienes como Artigas,
defendieron los intereses de sus pueblos. No existe casualidad alguna
en esto, se nos quiso convertir en un pueblo de sumisos ciudadanos
dispuestos a aceptar los poderes foráneos en nuestro país.
Por supuesto que no todos en Buenos Aires y mucho menos en el interior
aceptaron esta política, por el contrario Alvear debió
renunciar y emprender un forzado exilio.
Rondeau fue nombrado como nuevo Director, paralelamente Artigas convocó
a un Congreso en Arroyo
De la China (actual Concepción del Uruguay) el 29 de junio
de 1816, donde concurrieron representantes de la Banda Oriental, Corrientes,
Entre Ríos, Misiones, Santa Fe y Córdoba. También
designó representantes que fueron enviados a Buenos Aires,
pero la ciudad-puerto siguió sin atender los reclamos de igualdad
de Artigas.
Durante los años 1816 y 1817, Artigas y sus lugartenientes
sufrieron sucesivas derrotas, entonces se decidió a solicitar
refuerzos a Entre Ríos, Corrientes y Misiones, pero algunos
de sus antiguos adeptos particularmente Francisco Ramírez,
habían desarrollado sus propias ambiciones de pago chico, dando
la espalda a la lucha de Artigas.
El Congreso de Tucumán
El 24 de mayo de 1816 se reunió
el Congreso de Tucumán que declaró la Independencia
el 9 de julio, y que en un principio fue de la “dominación
de los reyes de España”, pero en la sesión del
19 se incluyó “y de toda dominación extranjera”,
en tanto el 25 se adoptó la bandera creada por Belgrano.
También se decidió que Pueyrredón fuera el nuevo
Director, pero no obstante estas medidas de gran importancia, Manuel
García fue confirmado en su cargo, y el gobierno destierra
a los simpatizantes de Artigas en periódicos como El Censor
y Crónica Argentina, ellos eran Chiclana, Manuel Moreno, Pagola,
French y Pazos Silva.
El 20 de enero de 1817 los portugueses ingresaron a Montevideo, era
evidente la alegría de Buenos Aires con la derrota de Artigas.
El 12 de febrero San Martín obtiene la importante victoria
de Chacabuco, con el triunfo de Maipú el 5 de abril de 1818
Chile quedaba libre de enemigos realistas.
En mayo de 1817 el Congreso se trasladó de Tucumán a
Buenos Aires, perdiendo todo impulso progresista y subordinándose
a los dictados porteños.
Rivadavia seguía negociando en Europa intentando entregar el
país a una potencia europea, de tal manera que permitiera el
libre comercio y asegurara las ganancias de la burguesía comercial
porteña, en su paso por Francia el 25 de agosto de 1818 intentaba
reconocer a un príncipe español como rey de los pueblos
liberados, a su vez solicitaba a San Martín concluyera con
su campaña en el Perú.
En tanto el país sigue convulsionado y gran parte de las provincias
se rebelan contra el autoritarismo de Buenos Aires, Estanislao López
vence a los porteños el 12 de abril de 1819 y se firma el armisticio
de San Lorenzo.
Rivadavia vuelve a enviar una propuesta, esta vez intentaba imponer
un príncipe francés y de esa manera Francia intervendría
a los efectos evitar el envío de la expedición española
que se estaba armando en Cádiz.
Pero era evidente la influencia rivadaviana en el gobierno de Buenos
Aires, hasta tal punto que el 12 de junio de 1819 el Congreso aprobó
el casamiento del príncipe francés con una princesa
lusitana lo cuál iniciaría una dinastía que gobernaría
América.
Un mes antes el Congreso había aceptado una constitución
unitaria que provocó la sublevación de los pueblos del
interior.
Pueyrredón llamó a San Martín y Belgrano para
encargarse del orden interno en vez de continuar la lucha por la libertad
del continente, pero San Martín en una actitud que lo ennobleció
aún más, se negó a blandir su espada contra sus
compatriotas, el 19 de julio de 1919 Pueyrredón debió
renunciar, siendo nombrado Rondeau.
La rebelión contra Buenos Aires se inició en Santa Fe
y Entre Ríos, las cuales contaron con el apoyo de
Corrientes y Misiones, en tanto Belgrano que sí aceptó
cumplir la función de represor, debió padecer la insubordinación
de sus tropas en Arequito el 8 de enero de 1820.
El ejército del Directorio fue derrotado en Cepeda el 1 de
febrero de 1820.
La crisis del año 20 fue el producto de la resistencia del
interior al centralismo porteño y su intento de retornar a
formas de gobierno similares a las existentes en época del
virreynato.
Luego de Cepeda, Sarratea, un viejo enemigo de Artigas, es nombrado
como nuevo gobernador y firmó con los caudillos López
y Ramírez el tratado de Capilla del Pilar, donde se aceptaba
la federación y sometía la definitiva organización
a un Nuevo Congreso, pero nada se decía de la Banda Oriental
ocupada por los portugueses, cuestión que mereció el
cuestionamiento de Artigas.
Derrota y exilio
Los portugueses vencieron a Artigas
en Tacuarembó el 22 de enero de 1820.
Ramírez quién comenzó a tomar distancia de Artigas
luego del tratado de Pilar, escribió una carta a un amigo diciéndole
que: “No he anoticiado a la provincia del auxilio que se nos
presta, porque me abochorno, y tal vez causaría una exaltación
general a los paisanos”
Se refería a la ayuda por el acuerdo secreto firmado conjuntamente
con el Tratado de Pilar, la condición de la ayuda implicaba
la autonomía de Entre Ríos respecto de Artigas y su
dependencia de Buenos Aires.
Artigas le envió una carta a Ramírez donde le cuestionaba
la negativa de armar a los correntinos partidarios de Artigas: ”Este
acto injustificable es propio solamente de aquel que habiéndose
entregado en cuerpo y alma a la facción de los pueyrredonistas,
procura ahora privar de sus armas a los pueblos libres para que no
puedan defenderse del portugués...”
Y para completar su desilusión con respecto a Ramírez,
le decía: “ Y no es menor crimen haber hecho ese vil
tratado sin haber obligado a Buenos Aires a que declarase la guerra
a Portugal y entregase fuerzas suficientes para que el Jefe Supremo
y Protector de los Pueblos Libres pudiese llevar a cabo esa guerra
y arrojar del país al enemigo aborrecido que trata de conquistarlo.
Esa es la peor y más horrorosa de las traiciones de V.S.”
La contestación de Ramírez muestra claramente su nueva
inclinación política alentada desde Buenos Aires: “¿Por
qué extraña V.S. que no se declarase la guerra al Portugal?...¡Qué
interés hay en hacer esa guerra ahora mismo y en hacerla abiertamente?
¿O cree V.S. que por restituirle una Provincia que se ha perdido
han de exponerse todas las demás con inoportunidad?”
Llama la atención que luego será Ramírez que
apurará a López parea comenzar acciones contra los portugueses
y sea López quien se negara.
Pero el caudillo oriental debió hacer frente a la traición
de Ramírez, el 13 de junio de 1820 se enfrentaron en Las Guachas
correspondiendo el triunfo a Artigas, pero entonces Sarratea que gobernaba
en Buenos Aires decidió enviar tropas en ayuda de Ramírez,
a partir de ese momento Artigas sufrió una serie de derrotas
que lo obligaron a atravesar la provincia de Corrientes rumbo al Paraguay
gobernado por el Dr. Francia donde ingresó el 5 de septiembre
de 1820, Artigas fue aislado en calidad de prisionero más que
de exiliado político, primero lo mantuvieron en Asunción
y luego fue internado en el remoto poblado llamado Curuguaty.
Durante un tiempo cobró una pensión del gobierno paraguayo
pero que más tarde le fue suspendida.
Vivió asilado durante 19 años hasta la muerte de Francia
en 1840, a partir de ese momento tuvo un poco más de libertad,
aunque siempre se lo tuvo controlado, se le permitió trasladarse
a Ibiray, distrito próximo a la Asunción
Artigas murió en esa residencia el 23 de septiembre de 1850
a la edad de 85 años, luego de haber pasado treinta años
exiliado y alejado de los acontecimientos políticos de su patria,
su cuerpo fue enterrado en la parte de cementerio correspondiente
a los insolventes que no podían pagar el entierro. Recién
en 1855 sus restos regresaron a la Banda Oriental.
Caos en Buenos Aires
Luego del triunfo de Cepeda, se planteó
una oportunidad histórica para que el partido Federal pudiera
imponer su voluntad política a la ciudad de Buenos Aires, pero
los manejos y el dinero de la oligarquía porteña le
permitieron recuperarse e iniciar su revancha.
Luego de pasado el pánico que significó tener a las
tropas del interior en Buenos Aires, decidieron desconocer el acuerdo
y se armó un gran escándalo al conocerse las cláusulas
secretas donde se entregaba caballos y armamento a los caudillos del
interior, esto formó parte de la política de sobornos
aplicada por la oligarquía porteña para utilizar a los
caudillos federales para que combatieran entre sí, utilizó
a Ramírez contra Artigas y luego a López contra Ramírez.
Balcarce se sublevó en marzo pero terminó huyendo, y
el caos se apoderó de Buenos Aires, se eligió a Ramos
Mejía como gobernador interino.
El 20 de junio de 1820 se produce el día de los tres gobernadores
en Buenos Aires, en tanto las tropas de Santa Fe deciden volver a
atacar Buenos Aires, esta vez Ramírez estaba ocupado en combatir
con su anterior jefe Artigas, el 28 de julio las tropas de Santa Fe
vuelven a derrotar a los porteños en Cañada de la Cruz.
La situación política en Buenos Aires siguió
siendo inestable y también continuaron los enfrentamientos
con las tropas de López.
Pero la situación se calmó un tanto cuando fue elegido
Martín Rodríguez con el apoyo de una naciente figura
política, Juan Manuel de Rosas.
El 4 de noviembre se firmó el acuerdo de Banegas con Santa
Fe, y se convocaría a nuevo congreso en Córdoba, Bustos
el gobernador de Córdoba, había sido el garante del
acuerdo.
Luego de derrotar a Artigas, Ramírez proclamó la Republica
de Entre Ríos, a la vez invitó a López a unirse
para atacar Buenos Aires y luego disponerse a luchar contra los portugueses
para liberar la Banda Oriental, pero López había firmado
el tratado de Banegas que además le garantizaba 25000 cabezas
de ganado y no estaba dispuesto a entrar en nuevos combates con Buenos
Aires.
Ramírez invadió Santa Fe pero fue derrotado y terminó
perdiendo la vida intentando salvar la vida de su mujer quién
combatía a su lado.
En tanto, Güemes fue herido en Salta por una partida de realistas
y muere a los pocos días.
Bolivar libera Nueva Granada y funda la República de Colombia
en 1819, en tanto San Martín libera el Peru.
Martín Rodriguez designó a Rivadavia en la cartera de
Gobierno y a Manuel García en la de Hacienda en tanto en la
de guerra y marina se encontraba el gral. Cruz.
Rivadavia hizo todo lo posible para que no prospere el Congreso de
Córdoba que podía perjudicar a Buenos Aires, además
se quería desentender de la guerra contra los realistas y los
portugueses y centrarse en los negocios y la prosperidad del puerto
de Buenos Aires.
Rivadavia no dudaba en adoptar una política conciliadora con
el Brasil aún cuando tenía bajo su poder a la provincia
de la Banda oriental a la que llamó provincia Cisplatina.
San Martín se retira luego de la reunión de Guayaquil
ante la falta de apoyo de Buenos Aires y las intrigas del partido
rivadaviano.
El 9 de marzo de 1824 Las Heras reemplazó a Martín Rodríguez,
Rivadavia fue designado nuevamente en una comisión en Europa
y Manuel García obtuvo las carteras de Gobierno Relaciones
Exteriores y Hacienda.
A principios de 1825 se reunió un nuevo Congreso con los representantes
de las provincias el cual adoptó nombre de Provincias Unidas
del Río de la Plata, se delegaban en el gobierno de Buenos
Aires las funciones de gobierno nacional
El Congreso Constituyente dominado por el grupo rivadaviano cometió
una nueva traición, por el decreto del 9 de mayo de 1825 permitió
que los encomenderos de indios en el Alto Perú declararan la
soberanía de los provincias Alto Peruanas decretando la independencia
de La Paz, Chuquisaca , Potosí y Santa Cruz de la Sierra. La
oligarquía porteña entregaba territorio nacional sin
ningún remordimiento.
Luego de Ayacucho el enemigo español había sido definitivamente
abatido en América.
Las Heras bajo la influencia de García firmó el primer
Tratado de Paz Comercio y Amistad con Gran Bretaña quien reconoció
nuestra independencia, en el tratado se establecía el librecomercio
entre ambas naciones.
La guerra contra el Brasil
El General Juan Antonio Lavalleja
intentó la reconquista de la Banda Oriental, contaba con ayuda
de Juan Manuel de Rosas, Lavalleja acompañado de 32 compañeros
se embarcaron en San Isidro y llegaron a la costa Oriental, a poco
de llegar se le sumó Fructuoso Rivera partidario de Artigas
Lavalleja venció a los portugueses y reunió el Congreso
en la Florida que declaraba disueltos los vínculos con el Imperio
Brasileño y se unía a las Provincias Unidas.
A la vez enviaba congresales al Congreso de Buenos Aires, en tanto
el Imperio de Brasil se apresuraba a enviar refuerzos.
El 12 de octubre Lavalleja venció en Sarandi a las tropas portuguesas
pocos días después el Congreso reunido en Buenos Aires
consideraba a las Banda Oriental reintegrada de las Provincias Unidas.
García mantuvo una actitud negociadora hasta el mismo día
en que el emperador le declaró la guerra.
Las tropas brasileras invadieron Misiones y el 21 de diciembre la
flota bloquea Buenos Aires.
Las tropas orientales consiguen triunfos el 31 de diciembre en Santa
Teresa y el 9 de febrero de 1826 al mando de coronel Manuel Oribe
triunfan en Pantanoso
El Almirante Brown se enfrenta a la flota invasora rompe el cerco
y bombardea Colonia.
El intento brasileño de desembarcar en el sur de la provincia
de buenos Aires concluye con un fracaso.
La guerra contra el Brasil fue una guerra popular, las provincias
apoyaron al general Las Heras encargado del ejecutivo nacional pero
un grupo de hombres de Buenos Aires no consideraba que esa fuera su
guerra.
Debido a la guerra se estableció la necesidad de un presidente
y se nombró a Rivadavia que asumió el 8 de febrero de
1826.
Brown pasó a bloquear a Colonia hostigando permanentemente
al enemigo y a fines de mayo ataca a Montevideo, para el 30 de junio
ha limpiado de enemigos el Río de la Plata, en tanto Fructuoso
Rivera siguió derrotando a los brasileños.
El presidente Rivadavia adoptó decisiones que hipotecaron el
futuro del país, por medio de la Ley de Enfiteusis se entregaron
una inmensidad de tierras que fueron a parar a manos de especuladores
que dio inicio a la oligarquía terrateniente, que tuvo un poder
ilimitado en gran parte de nuestra historia, imponiendo y quitando
gobiernos de acuerdo a su conveniencia.
Otra gran medida de Rivadavia fue el empréstito con la Banca
Baring Brothers de Inglaterra que conformó una demostración
de malos negocios para el país y excelente para los banqueros
extranjeros, además de ser el inicio de nuestra tradicional
y pesada deuda externa.
Este empréstito en teoría era de 1 millón de
libras esterlinas, pero al país sólo llegaron 560.000
en letras de cambio contra comerciantes ingleses radicados en Buenos
Aires y el país estuvo pagándolo hasta 1904 en una cifra
que algunos historiadores fijaron en 23.734.766 de pesos fuertes.
La explotación minera en Famatina, que se desarrollaba desde
la época colonial, hizo que cuando Rivadavia asumió
el gobierno luego de regresar de Londres había constituido
en Londres la River Plate Minning Association.
Con el objeto de explotar la mina de Famatina y de cuyo directorio
formaba parte el presidente de la República, decretó
la nacionalización de todas las minas del país, creaba
también el Banco Nacional donde establecía que sólo
el banco podía acuñar dinero, dejaba anulado el contrato
con el gobierno de La Rioja. Nunca pudo tomar posesión de las
minas por la resistencia de Facundo Quiroga pero muestra la mentalidad
cipaya y la corrupción existente en el grupo de Rivadavia.
El Congreso insistió en una nueva Constitución unitaria
que fue rechazada por las provincias.
Durante 1826, todo el peso de la Batalla en la Banda Oriental corrió
por cuenta de Lavalleja que de todas maneras había evitado
una acción frontal contra un ejército más numeroso.
El 26 de diciembre de 1826 comenzó la campaña Alvear
en la provincia oriental, luego de sucesivas victorias tanto de él
como de Lavalleja, decidió tener una confrontación decisiva
y logró derrotar por completo a los brasileños en la
batalla de Ituzaingó el 20 de febrero. El 9 de febrero Brown
había derrotado a la escuadra imperial en Juncal.
Alvear tenía intenciones de penetrar en territorio Brasileño
y para eso solicitó refuerzos los cuales nunca llegaron.
La entrega de la Banda Oriental
Rivadavia quería la paz con
el Brasil para llevar la guerra al interior del país, el presidente
envió a Manuel García a Río de Janeiro con instrucciones
de obtener la paz a cualquier costo por sugerencia de Lord Ponsonby
el representante de Inglaterra en el Brasil, García propuso
la independencia de la Banda Oriental pero como el Emperador no aceptó,
García reconoció el derecho del Imperio sobre la Banda
Oriental o sea se reincorporaba la provincia cisplatina al Brasil.
Con esta nueva capitulación, Manuel García le entregaba
la Banda Oriental al Brasil a pesar que las fuerzas nacionales estaban
venciendo al Imperio.
Pero conocida la noticia, el pueblo se lanzó a la calle, Rivadavia
declaró que el enviado se había excedido en sus funciones
pero Rivadavia debió renunciar.
Repitamos la opinión de Mitre sobre Manuel José García:
“patriota decidido, hombre de elevación moral, cabeza
de inteligencia nutrida en estudios serios...era un verdadero hombre
de Estado”.
García había sido enviado por Alvear en 1815 para ofrecer
la Provincia Unidas bajo el protectorado inglés y también
buscó el protectorado portugués.
García de defendió señalando que “el principal
interés era salvar a la República de los gobiernos bárbaros
que dominaban las provincias que amenazaban extenderse a la capital”.
Y continuaba con su particular punto de vista “en la alternativa
de ver perdida la cultura social y política del país
o tener el ejército para salvarla, había creído
que a esto último le obligaba su deber y su patriotismo, tanto
más cuanto a sus ojos los orientales no eran ni serían
jamás argentinos”.
Para Manuel García y para sus partidarios, la única
guerra posible y rentable, era contra los caudillos del interior,
o sea contra sus compatriotas y no contra las potencias extranjeras
a cuyos intereses servía diligentemente.
La guerra contra el Brasil continuó con victorias para las
armas nacionales, con Vicente López como presidente provisional
y Rosas comandante de la campaña.
Pero el 27 de agosto de 1828 fue reconocida la independencia de la
Banda Oriental, siendo gobernador Manuel Dorrego, la frase de Artigas
al conocer la noticia fue “Ya no tengo patria”, su patria
era la Patria Grande que abarcaba gran parte de nuestra América
Latina.
Luego de un interinato de Vicente López como presidente asumió
la gobernación Dorrego quien carecía de fondos para
continuar la guerra, en tanto Inglaterra presionaba a Dorrego y al
Brasil para que firmaran la independencia uruguaya.
El Banco Nacional que emitía el papel moneda estaba controlado
por los ingleses y la burguesía comercial porteña, estaba
ahogando financieramente a Dorrego para obligarlo a aceptar la iniciativa
inglesa que quería la independencia uruguaya para evitar que
el Argentina o Brasil controlaran ambas orillas del Río de
la Plata.
El 1° de diciembre de 1828 finalizada la guerra contra el Brasil,
llegó a Buenos Aires una división al mando de Lavalle,
el partido porteño indujo a Lavalle a asesinar a Dorrego acusándolo
de todos los males, hombres de la burguesía porteña
como Juan Cruz Varela y Salvador María del Carril los instigan
a fusilarlo.
La idea la oligarquía porteña de enfrentar a compatriotas
y someterse al dictado de los extranjeros, cobraba una nueva víctima.
Así nos enseñaron la historia
Rivadavia y García son “próceres”,
Artigas apenas un “forajido”, nada de esto respondió
a un error de apreciación, fue un intencionado mensaje para
mostrarnos que entregar el territorio estaba bien y no debía
ser condenado, es más se podía considerar “patriota”
a quién mostrara simpatías y actuara beneficiando a
una potencia extranjera.
Lo que no podía perdonarse era que un caudillo se juntara con
gauchos, indios y negros; y mucho menos que les permitiera a ellos
expresarse y aún más grave, darles un lugar donde poder
vivir y progresar, ahí se encuentra la base del odio de la
oligarquía contra Artigas, ahí está la razón
de la famosa dicotomía de Sarmiento entre “Civilización
o Barbarie”.
Tal vez en lo único que discrepemos con Sarmiento es del lado
en que se encuentran los civilizados, para nosotros sin duda del lado
del artiguismo y sus seguidores, y no de quienes llevaron la “barbarie”
a cada rincón del país.
El grupo rivadaviano estaba interesado en reprimir a cualquier costa
las rebeldías provincianas, con quienes fueron implacables,
a la vez que se mostraron por demás condescendientes con ingleses,
portugueses y españoles, es decir con las potencias extranjeras.
No hay que creerse que el odio oligárquico concluyó
con Artigas, por el contrario volvió a surgir cada vez que
el pueblo intentó hacer valer sus derechos: con el federalismo,
con el yrigoyenismo y con el peronismo, siendo 1976 la fecha donde
tuvo ese odio de clase su mayor expresión utilizando a las
fuerzas armadas al servicio de un proyecto antinacional.
Reivindicar a Artigas forma parte del largo camino de nuestra liberación,
que alguna vez tuvo su inicio en aquellas tropas de gauchos, indios
y negros que el caudillo oriental lideró.
Bibliografía:
Las masas y las lanzas. Jorge
Abelardo Ramos
Artigas y la Patria Grande. Salvador
Cabral
Historia Argentina. Ernesto Palacio
www.artigas.org.uy