El Forjista

León Gieco

El ídolo de los quemados

Letra : León Gieco  / Música : Luis  Gurevich

Soy mezcla de baguala, Internet y tango viejo
No hay nada más hermoso  
que el lunfardo de Rivero
Sueño ir por Buenos Aires 
y con Sabat tomar un café
para volar un ratito con las alas de Gardel  
Un sueño del 2001 y del 3000 también.

        Cuando partí, mi viejo me aconsejó
que no viviera 
en San Miguel, Moreno, Ituzaingó o en Haedo
"Andá directamente donde están los presidentes"
Por eso, en Moreno y Defensa, 
en una pensión mugrienta,
se alojó este cabeza.

Cuando no hay opción 
el pueblo sufre y se la banca 
Y aunque es medio quedado
nunca irá para la para la Plaza 
La Plaza es de los años y de las madres santas
que buscan a sus hijos y los seguirán buscando
Es parte de la historia
Es parte de la sangre.

Le doy una limosna a Martín Fierro 
y al Quijote 
que están cansados de luchar
pidiendo en Plaza Once
No me trates como un Dios,  
soy sólo un bolso que hace shows
Extraño a mi vieja en el síndrome del batón
Soy un muñeco roto
junto a la Biblia y el calefón 

Hay un viejo podrido 
que quemó el jardín florido 
y tiene un hijo imbécil con la cara de asesino
Sabemos que este pueblo aún vive de promesas 
Las minas argentinas fueron más después de Eva 
De que las hay, las hoy
Nunca tendrás tu calle, Alsogaray.

         Comprame, soy barato 
canto gratis por los barrios
Como no entro en tu target
no me pases por tu radio
Yo digo cárcel y castigo a corruptos y asesinos
Si la ley no alcanza, sos persona que no es grata
Me hice ateo, nomás,
Videla usó mi Dios para matar 

Vos que le echás la culpa 
a bolivianos y peruanos,
a los que cortan rutas
o están sus tierras reclamando,
no seas tan tarado, el que te jode está a tu lado
Los diarios le dan tapa y la tele un buen horario, 
se sienta a cualquier mesa
a negociar la sangre nueva. 

Soy un guerrero más  
de este rock que está quebrado
Estoy para el mangazo
Soy el ídolo de los quemados
No sé muy bien para donde voy, 
misterios tiene la canción
Me gusta la tranquilidad de un cementerio viejo
Temele a los vivos
Nunca te harán daño los muertos.

 

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